domingo, 17 de octubre de 2010

Día Europeo contra la pobreza y la exclusión social - 17 de octubre


Desde Cáritas denunciamos que la pobreza es una injusticia. En el año 2000 los líderes mundiales firmaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) con el fin de que en 2015 se consiguiese liberar de la pobreza extrema a gran parte de la humanidad.

Por su parte la Unión Europea firmó, también en el año 2000, un acuerdo llamado Agenda de Lisboa para lograr un impacto decisivo en la erradicación de la pobreza en el año 2010.

Este año es el año europeo de lucha contra la pobreza y la exclusión social. La realidad actual es que en Europa, siendo un continente desarrollado, de los 500 millones de habitantes, 80 millones de personas viven en riesgo de pobreza, siendo patentes en toda la Unión Europea situaciones de discriminación y de falta de acceso a los derechos básicos como la ecuación, la sanidad, el empleo y la vivienda.

Por todo ello, Cáritas Europa exige a los dirigentes europeos el cumplimiento, entre otros, de los siguientes objetivos:

1.- Reducir la pobreza, hasta llegar a su total erradicación.
2.- Erradicar la pobreza infantil, garantizando sus derechos independientemente de la situación de sus padres.
3.- Garantizar un trabajo decente y de calidad para todos, con el objetivo especial de reducir el desempleo juvenil.
4.- Mejorar los servicios sanitarios y sociales, aumentando la vivienda social en Europa y reconociendo y apoyando la asistencia a domicilio como un servicio social efectivo.

Proponemos trabajar por una sociedad más solidaria, donde se valore a la persona por si misma y donde la justicia social y la lucha contra la pobreza sean objetivos clave en cada una de nuestras comunidades cristianas y en toda acción política.

Abre los ojos y mira la pobreza.
Abre los oídos y escucha las voces de los pobres.
Abre el corazón y conoce a la gente.
Abre la mente y entiende que todos somos humanos.

EL CLAMOR DE LOS QUE SUFREN

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: - «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario." Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara." » Y el Señor añadió: - «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».
Palabra del Señor

Evangelio Comentado por
José Antonio Pagola
San Lucas (18, 1-8)


La parábola de la viuda y el juez sin escrúpulos es, como tantos otros, un relato abierto que puede suscitar en los oyentes diferentes resonancias. Según Lucas, es una llamada a orar sin desanimarse, pero es también una invitación a confiar que Dios hará justicia a quienes le gritan día y noche. ¿Qué resonancia puede tener hoy en nosotros este relato dramático que nos recuerda a tantas víctimas abandonadas injustamente a su suerte?

En la tradición bíblica la viuda es símbolo por excelencia de la persona que vive sola y desamparada. Esta mujer no tiene marido ni hijos que la defiendan. No cuenta con apoyos ni recomendaciones. Sólo tiene adversarios que abusan de ella, y un juez sin religión ni conciencia al que no le importa el sufrimien-to de nadie.

Lo que pide la mujer no es un capricho. Sólo reclama justicia. Ésta es su protesta repetida con firmeza ante el juez: «Hazme justicia». Su petición es la de todos los oprimidos injustamente. Un grito que está en la línea de lo que decía Jesús a los suyos: "Buscad el reino de Dios y su justicia".

Es cierto que Dios tiene la última palabra y hará justicia a quienes le gritan día y noche. Ésta es la esperanza que ha encendido en nosotros Cristo, resucitado por el Padre de una muerte injusta. Pero, mientras llega esa hora, el clamor de quienes viven gritando sin que nadie escuche su grito, no cesa.

Para una gran mayoría de la humanidad la vida es una interminable noche de espera. Las religiones predican salvación. El cristianismo proclama la victoria del Amor de Dios encarnado en Jesús crucificado. Mientras tanto, millones de seres humanos sólo experimentan la dureza de sus hermanos y el silencio de Dios. Y, muchas veces, somos los mismos creyentes quienes ocultamos su rostro de Padre velándolo con nuestro egoísmo religioso.

¿Por qué nuestra comunicación con Dios no nos hace escuchar por fin el clamor de los que sufren injustamente y nos gritan de mil formas: "Hacednos justicia"? Si, al orar, nos encontramos de verdad con Dios, ¿cómo no somos capaces de escuchar con más fuerza las exigencias de justicia que llegan hasta su corazón de Padre?

La parábola nos interpela a todos los creyentes. ¿Seguiremos alimentando nuestras devociones privadas olvidando a quienes viven sufriendo? ¿Continuaremos orando a Dios para ponerlo al servicio de nuestros intereses, sin que nos importen mucho las injusticias que hay en el mundo? ¿Y si orar fuese precisamente olvidarnos de nosotros y buscar con Dios un mundo más justo para todos?

VISITA PASTORAL

viernes, 8 de octubre de 2010

CREE Y CONFIA EN…


Cree y confía en...
Que vas a encontrar luz en tu camino, aunque solo veas y percibas oscuridad…
Y la noche oscura y sola no es eterna, el sol saldrá y un nuevo día se te regalará…
Los miedos se pueden vencer, cuando se enfrentan y crees que les vas a ganar.
Y la soledad te soltará y te dejará libre, al abrir tus ojos y redescubras que a tu lado está siempre Dios que se hace presente en las personas que te saben amar…

Cree y confía en…
Que el amor existe y es el sentimiento más hermoso, aunque mientras lo buscabas te equivocaste y por amor has tenido que llorar…
La Amistad se puede cultivar, cuando somos capaces de amar cómo Jesús nos supo amar.

Cree y confía en…
Las heridas que sanan cuando aprendes a perdonar, aunque la persona que te hirió no te pida perdón…
Es posible encontrar el verdadero amor y la amistad, aún hayas encontrado solo tristeza y decepción en tu anhelo de poderlos hallar…
Cree y confía en…
La presencia Fiel de tu amigo o amiga, aunque a veces no lo veas, ni lo escuches y el tiempo y la distancia los pretenda separar…
La oración que sale del alma y se hace vida con los pequeños gestos que se transforman en plegaria que a Dios tanto le han de agradar…
Cree y confía en…
La Paz que es posible cuando nos olvidemos un poco de nosotros mismos y aprendamos a ponernos en los zapatos de los demás…
En el perdón sincero que brota de un corazón que sienta tanto amor, que es capaz de perdonar aunque mucho dolor le hayan podido causar… Cree y confía en…
Que Dios siempre está ahí sobre todo cuando menos lo vemos y lo sentimos, porque es El quien nos da la fortaleza que no nos deja caernos de la silla, ni rendirnos…
Su Amor que es lo más grande que podemos recibir, aunque no somos dignos…
Cree y confía en…
Que de la Mano de Dios no te vas a perder, aunque no sepas a donde dirigir tus pasos y te sientas frente a un enorme abismo…
Todo tiene solución y si no la hay, puedes darte la oportunidad de volver a empezar y buscar un camino distinto que te lleve hasta donde deseas llegar…
Cree y confía en…
Lo que necesitas creer aunque no lo puedes ver, el abrazo que te dan,
la sonrisa que te pretende iluminar, la promesa de fidelidad que te hizo esa persona que te quiere de verdad…
Cree y confía en…
En que la semilla al morir se convierte en una hermosa planta y da frutos,
La oruga se olvida de sí y se sumerge en su capullo para transformarse en una hermosa Mariposa y volar por el mundo…
La humanidad del barro que se transforma, cuando es dócil en las manos divinas del Alfarero que lo moldea y le da forma…

Cree y confía en…
Que mañana será un nuevo día… y en él se te regala otra oportunidad…
Dios siempre escucha tu oración y te responde, aunque no lo logres escuchar…
Los sueños tarde que temprano, si luchas por ellos se hacen realidad…
La muerte se supera si tenemos FE y creemos en que la persona amada, al lado de Dios está…
Cree y confía en…
Que hay corazones y sentimientos que son posibles de reparar y recuperar…
No todo está perdido, es necesario luchar por aquello que tanto hemos de amar…
Se aprende a valorar, aunque nos toqué perder, se hace necesario experimentar el dolor, para lograr cuidar lo valioso que se nos da…
Lo bella que es la vida, aunque todo alrededor te quiera mostrar del mundo lo peor que hay…
Cree y confía…
Pase lo que pase y vivas lo que vivas, nunca dejes de Creer ni de Confiar… deja que sea la FE la que te guie y te sostenga, la que te de el equilibrio y te fortalezca, para que nunca pierdas la alegría de vivir y puedas experimentar siempre que el Amor de Dios es lo más grande, valioso y verdadero que hay

sábado, 2 de octubre de 2010

Es gratis


Dijo el Señor a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo. Y si peca siete veces al día contra ti, y otras tantas vuelve a ti, diciendo: "Me arrepiento", perdónalo».
Los Apóstoles dijeron al Señor: «Auméntanos la fe». Él respondió: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, y dijeran a esa morera que está ahí: "Arráncate de raíz y plántate en el mar", ella les obedecería.
Supongamos que uno de ustedes tiene un servidor para arar o cuidar el ganado. Cuando éste regresa del campo, ¿acaso le dirá: "Ven pronto y siéntate a la mesa"? ¿No le dirá más bien: "Prepárame la cena y recógete la túnica para servirme hasta que yo haya comido y bebido, y tú comerás y beberás después"? ¿Deberá mostrarse agradecido con el servidor porque hizo lo que se le mandó?
Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les mande, digan: "Somos simples servidores, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber"».
Palabra del Señor.



Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
san Lucas (17,5-10)
FE MÁS VIVA EN JESÚS

«Auméntanos la fe». Así le piden los apóstoles a Jesús: «añádenos más fe a la que ya tenemos». Sienten que la fe que viven desde niños dentro de Israel es insuficiente. A esa fe tradicional han de añadirle «algo más» para seguir a Jesús. Y, ¿quién mejor que él mismo para darles lo que falta a su fe?
Jesús les responde con un dicho algo enigmático: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esta morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar” y os obedecería». Los discípulos le están pidiendo una nueva dosis de fe, pero lo que necesitan no es eso. Su problema consiste en que la fe auténtica que hay en su corazón, no llega ni a «un granito de mostaza».
Jesús les viene a decir: lo importante no es la cantidad de fe, sino la calidad. Que cuidéis dentro de vuestro corazón una fe viva, fuerte y eficaz. Para entendernos, una fe capaz de «arrancar» árboles como el sicómoro, símbolo de solidez y estabilidad, y de «plantarlo» en medio del lago de galilea (!).
Probablemente, lo primero que necesitamos hoy los cristianos no es «aumentar» nuestra fe y creer más en toda la doctrina que hemos ido formulando a lo largo de los siglos. Lo decisivo es reavivar en nosotros una fe viva y fuerte en Jesús. Lo importante no es creer cosas, sino creerle a él.
Jesús es lo mejor que tenemos en la Iglesia, y lo mejor que podemos ofrecer y comunicar al mundo de hoy. Por eso, nada hay más urgente y decisivo para los cristianos que poner a Jesús en el centro del cristianismo, es decir, en el centro de nuestras comunidades y nuestros corazones.
Para ello necesitamos conocerlo de manera más viva y concreta, comprender mejor su proyecto, captar bien su intención de fondo, sintonizar con él, recuperar el «fuego» que él encendió en sus primeros seguidores, contagiarnos de su pasión por Dios y su compasión por los últimos. Si no es así, nuestra fe seguirá siendo más pequeña que «un granito de mostaza». No «arrancará» árboles ni «plantará» nada nuevo.

NADIE

Nadie alcanza la meta con un solo intento, ni perfecciona la vida con una sola rectificación, ni alcanza altura con un solo vuelo.

Nadie camina la vida sin haber pisado en falso muchas veces.

Nadie recoge cosecha sin probar muchos sabores, enterrar muchas semillas y abonar mucha tierra.

Nadie mira la vida sin acobardarse en muchas ocasiones, ni se mete en el barco sin temerle a la tempestad, ni llega a puerto sin remar muchas veces.

Nadie siente el amor sin probar sus lágrimas, ni recoge rosas sin sentir sus espinas.

Nadie hace obras sin martillar sobre su edificio, ni cultiva amistad sin renunciar a sí mismo.

Nadie llega a la otra orilla sin haber ido haciendo puentes para pasar.

Nadie deja el alma lustrosa sin el pulimento diario de la vida.

Nadie puede juzgar sin conocer primero su propia debilidad.

Nadie consigue su ideal sin haber pensado muchas veces que perseguía un imposible.

Nadie conoce la oportunidad hasta que ésta pasa por su lado y la deja ir.

Nadie encuentra el pozo del placer hasta caminar por la sed del desierto.

Nadie deja de llegar, cuando se tiene la claridad de un don, el crecimiento de su voluntad, la abundancia de la vida, el poder para realizarse y el impulso de sí mismo.

Nadie deja de arder con fuego dentro sin antes saber lo que es el calor de la amistad.

Nadie deja de llegar cuando de verdad se lo propone.

Sé Tú mismo


Y entonces él preguntó cómo hacerlo, y el maestro respondió:

Atrévete a mantener tus propias convicciones mientras no te demuestren que estás equivocado.

No cambies por cambiar, porque es lo que está de moda, hay cosas que no se deben hacer sólo por apariencia.

Se honesto, aunque la honestidad no se cotice.

Se romántico, aunque el romanticismo no se lleve.

Se profundo, aunque a tu alrededor todo sea superficial.

No vayas solo donde va la gente, hay otros caminos por descubrir.

No digas sólo lo que está bien decir o lo que conviene, sino lo que piensas y lo que sientes.

Piensa por ti mismo, libremente, no le temas a la vida, ni a la libertad.

No te refugies en la manada para tirar la piedra y esconder la mano.

Busca disfrutar más de las preguntas que de las respuestas.

Se protagonista, y, pase lo que pase, sigue adelante