miércoles, 30 de septiembre de 2009

LOS DOS REMOS

A orillas de un gran río entre montañas, un viejo barquero esperaba con su barca a la gente para trasladarla a la otra orilla. Era persona de pocas palabras, pero en su rostro se reflejaba algo de la majestad de las montañas y de la trasparencia de las aguas del gran río.

Un día llegó un joven perdido por aquel valle, acostumbrado tan sólo al asfalto y al ruido de la ciudad. Y pidió al barquero que lo llevara con su barca a la otra orilla. Él aceptó sin decir una palabra y se puso a remar. Mientras avanzaban, a la mitad del trayecto, el joven curioso se dio cuenta de que en uno de los remos se podía leer DIOS (el roce diario de los remos había ido borrando otras letras).

Molesto el joven por la palabra DIOS, que le parecía pasada de moda, empezó a decir: Hoy el ser humano con su razón ha descubierto los secretos del mundo y de la vida... Le sobra Dios.
El anciano calló. Tomó el remo en el que estaba escrita la palabra DIOS, lo dejó en la barca y continuó remando sólo con el otro, en el que estaba escrita la palabra YO. Naturalmente la barca no siguió adelante, sino que comenzó a dar vueltas sobre sí misma, sin más futuro que aquel pequeño círculo en el que se movía, y a ser arrastrada por la corriente.

El joven quedó pensativo... El viejo barquero interrumpió su silencio: Necesitamos de Dios y de los demás, que es la palabra casi borrada, desgastada por la rutina diaria. Y sé que él y ellos cuentan conmigo, como lo has hecho tú, joven amigo. Y mirando al horizonte, añadió: Algo más he descubierto, que Dios y los demás están inseparablemente unidos.

Y tomando de nuevo el remo donde se leía DIOS, siguió remando y acompañando al joven a la otra orilla.
PONTE A PENSAR:
1. Con cuál de los dos personajes te identificas y por qué?
2. ¿Tú necesitas a Dios? ¿Por qué? ¿Qué significa para ti, en tu vida diaria, remar con los dos remos?
3. Cuáles son tus remos: traduce el símbolo
4. ¿Qué le dices a alguien que no "necesita a Dios?

Doña Maya y Don Barro

Doña Maya era una persona alta, delgada y con grandes estudios. Le gustaba caminar con la frente alta y mirar a los demás por encima del hombro. Sabía hablar muy bien y, sobre todo, era muy presumida. Lo que más le gustaba era subirse al campanario de la iglesia y tocar las campanas para que todo el pueblo dijera .¡Qué bien toca!, ¡Qué guapa es!..
Cuando el pueblo se reunía en Concejo, se colocaba en un alto, hablaba la primera y decía cosas tan ocurrentes que ya nadie se atrevía a intervenir. Así, Doña Maya se fue volviendo orgullosa, tan orgullosa que despreciaba a los demás y los consideraba inferiores.

Don Barro era un hombre bajo, más bien feo y regordete y su cara tenía un color rojo saludable. Él se sentía pequeño, como ruin y sin importancia. Era de pocas palabras, un tipo casi silencioso y siempre pensativo. Cuando le hablaban mal de los demás, él no decía nada; se quedaba mirando a la persona que echaba sapos por la boca.
Por este motivo le habían apodado "el pasmao". Nunca dejó de hacer un favor a nadie que se lo pidiera. Los niños decían que tenía cara de hogaza de pan, por lo bueno que era, claro. Por las noches le gustaba mirar las estrellas y escribir pensamientos ingenuos como: «quien ayuda a los demás se ayuda a sí mismo», «la sonrisa es la puerta que abre el corazón de la fantasía». Luego, los convertía en barcos de papel y los arrojaba al río del lugar. No era la perfección moral, pero sí honrado y sano.

Un día, un mago llamado Zumaj se presentó en el pueblo.
Doña Maya tocaba las campanas, mientras el pueblo, congregado para la misa del domingo, aplaudía sin parar.
— "¡Sed como yo!", decía. "Fijaos en mí; mi inteligencia es tan grande que ninguno de vosotros se puede igualar."
El mago Zumaj se quedó sorprendido ante tanto orgullo y le lanzó una maldición:
— "Por ser tan engreída, a partir de ahora desaparecerás 11 meses y tus convecinos sólo te podrán ver un mes al año. Estarás sobre un alto pedestal, inmóvil, y muchos vendrán a verte y a admirarte. Durante ese mes serás la admiración de todos, pero hibernarás durante los 11 meses restantes"
— "¡Pero...... no podré tocar las campanas!", dijo enfadada Doña Maya.
— "Tarde o temprano, los que se creen superiores y miran a los demás desde lo alto, terminar por caerse de su campanario y son condenados al olvido", sentenció el sabio Zumaj.

El mago siguió su camino y se encontró al bueno de Don Barro que estaba cuidando el jardín de la plaza. Lo hacía de noche para que nadie pudiera ver su gesto desinteresado. Zumaj le miró a los ojos e inmediatamente adivinó en ellos su bondad. Se acercó a él y le dijo:
— "A partir de hoy, serás un hombre importante. Tú serás imprescindible para hacer todo tipo de vasijas y cacharros. En ti se guardará el agua que calmará la sed y tu cuerpo albergará la comida que saciará el hambre. De ti saldrán hermosos adornos y servirás para calentar los pies de estas gentes en las noches frías del invierno"
— "¿Un hombre importante........ yo?" replicó Don Barro.
— "Te aseguro que dentro de ti guardas tesoros más preciosos que la belleza; cosas tan bonitas como hacer felices a los que te rodean. Eres un cántaro inagotable de alegría y de creatividad", respondió el mago.

Estas son las dos historias de un pueblo pequeño del norte de España. Doña Maya aparece, en forma de monigote colgada de un palo alto, todos los años el 1 de Mayo y desaparece el 31 del mismo mes.
Don Barro es el alma de la alfarería, y, cada día, los alfareros hacen pequeños milagros confeccionando hermosas vasijas a partir de un feo bolo de arcilla.
¿Sabéis qué ha sido del mago Zumaj? Cuentan que se quedó para siempre en este valle vigilando a Doña Maya y trabajando con Don Barro. Por cierto, el nombre del valle tiene mucho que ver con el mago. ¿Habéis probado a leer su nombre al revés?. Hay gente que deja una huella profunda por donde pasa, ¿verdad?

lunes, 28 de septiembre de 2009

SORTEO DEL MANTON

Hoy se a celebrado con la once, la rifa del manton, el numero afortunado es el 555, enhorabuena al afortunado.
Gracias a todas aquellas personas que colaborado.

27 de Septiembre DOMINGO XXVI DEL T.O.



Hay que leer muchas veces el Evangelio de este domingo para comprender lo que Jesús podía pensar sobre esas divisiones entre nosotros. En su tiempo ya había grupos diferentes. Cada uno pretendía tener su propia identidad, ser diferente frente a los demás. Y los discípulos se quejan a Jesús: “Mira que esos otros se aprovechan de tu nombre para hacer milagros y se llevan a la gente a su grupo. Y claro no son de los nuestros.” Se quejan como sí tuvieran la exclusiva y el monopolio del uso del nombre de Jesús.
La respuesta de Jesús es contundente. Lo de me nos es usar su nombre. Y menos si se usa para hacer el bien a una persona. El objetivo de Jesús no es reunir un grupo de creyentes. Su objetivo es convocar a todos, hombres y mujeres, en el Reino de Dios. ¡Muy diferente! Para ello, Jesús, a través de sus palabras y acciones, se esfuerza por devolver la dignidad a las personas, por levantarlas del agujero en que su propia vida o la sociedad las han hundido. No hay más pecado que el que destruye esa dignidad, que el que hunde a “uno de esos pequeños”. Todos los que están trabajan en favor de la dignidad de las personas, trabajan por el Reino. Todos son bienvenidos. No hay que excluir a nadie. “El que no está contra nosotros está a favor nuestro”. El seguidor de Jesús no excluye a nadie. El seguidor de Jesús va por la vida con las manos abiertas para colaborar con todos los que trabajan en favor del Reino. El seguidor de Jesús se alegra y goza cuando otros, aunque no confiesen a Jesús co n su boca ni con su corazón, ayudan a las personas, levantan a los caídos, devuelven la esperanza a todos. El seguidor de Jesús sabe que todo, la Iglesia incluida, está al servicio del Reino y no al revés. El seguidor de Jesús sabe que la gloria de Dios es la vida del hombre, como ya dijo hace muchos siglos San Ireneo. Y, por eso, el seguidor de Jesús está comprometido con todo aquello que hace que los hombres y mujeres de nuestros días vivan y vivan en plenitud la vida que es don de Dios.

Los cristianos hemos de tener una mirada clara y unos ojos capaces de mirar al horizonte. Más allá de las apariencias, descubrimos en esta historia la presencia del Espíritu de Jesús que va haciendo Reino, que va tocando el corazón de las pe rsonas. Nos alegramos y damos gracias a Dios por las muchas personas que se entregan al bien de los hermanos. Sin envidias ni celos sino con gozo y acción de gracias.

Lectura: Números 11,25-29

El Señor bajó en la nube y habló a Moisés; tomó parte del espíritu que había en él y se lo pasó a los setenta ancianos. Cuando el espíritu de Moisés se posó sobre ellos, comenzaron a profetizar, pero esto no volvió a repetirse. Dos de ellos se habían quedado en el campamento, uno se llamaba Eldad y otro Medad. Aunque estaban entre los elegidos, no habían acudido a la tienda. Pero el espíritu vino también sobre ellos y se pusieron a p rofetizar en el campamento. Un muchacho corrió a decir a Moisés: "Eldad y Medad están profetizando en el campamento."
Josué, hijo de Nun, ayudante de Moisés desde joven, intervino diciendo: "¡Señor mío, Moisés, prohíbeselo!"
Moisés replicó: "¿Tienes celos por mí? ¡Ojalá que todo el pueblo profetizara y el Señor infundiera en todos su espíritu!" Palabra de Dios

Lectura: Santiago 5,1-6

Vosotros los ricos, gemid y llorad ante las desgracias que se os avecinan. Vuestra riqueza está podrida y vuestros vestidos son pasto de la polilla. Vuestro oro y vuestra plata están oxidados y este óxido será un testimonio contra vosotros y corroerá vuestras carnes como fuego. ¿Para qué amontonar riquezas si estamos en los últimos días? M irad, el jornal de los obreros

que segaron vuestros campos y ha sido retenido por vosotros está clamando y los gritos de los segadores están llegando a oídos del Señor todopoderoso. En la tierra habéis vivido lujosamente y os habéis entregado al placer; con ello habéis engordado para el día de la matanza. Habéis condenado, habéis asesinado al inocente, y ya no os ofrece resistencia¡ Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio Marcos 9,38-43.45.47-48

En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no es de nuestro grupo." Jesús replicó: "No se lo prohibáis, porque nadie que haga un milagro en mi nombre puede luego hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros está a favor nuestro. Os aseguro que el que os dé a beber un vaso de agua porque sois del Mesías no quedará sin recompensa. Al que sea ocasión de pecado para uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgaran del cuello una piedra de molino y lo echaran al mar. Y si tu mano es ocasión de pecado para ti, córtatela. Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al fuego eterno que no se extingue. Y si tu pie es ocasión de pecado para ti, córtatelo. Más te vale entrar cojo en la vida, que ser arrojado con los dos pies al fuego eterno. Y si tu ojo es ocasión de pecado para ti, sácatelo. Más te vale entrar tuerto en el reino de Dios que ser arrojado con los dos ojos al fuego eterno, donde el gusano que roe no muere y el fuego no se extingue." Palabra del Señor

ENTREVISTA HNA. JOAN CHITTISTER

Hablar con la Hna. Joan Chittister es una bendición. Es una mujer simpática y alegre. Es inteligente, viva, profunda y sugerente. Siempre habla en positivo sobre la Iglesia, el mundo, el futuro.

Es una monja benedictina culta y formada. Soñadora y, a la vez, con los pies en la tierra. Es conocida su capacidad para comprender los fenómenos sociales e iluminarlos desde la espiritualidad, desde la fe y desde su apasionada y apasionante vida consagrada. Publicaciones Claretianas le propuso realizar los comentarios del conocido Palabra y Vida 2010 y aceptó el reto. Sin duda, sus reflexiones sobre la palabra diaria no dejarán a nadie indiferente. - Hna Joan… eres una de las escritoras de espiritualidad más leídas en el mundo. ¿Qué es lo que te mueve a escribir sobre estos temas?

Al principio escribía porque quería contribuir al diálogo sobre la naturaleza cambiante del mundo, su relación con los temas religiosos y sobre el desarrollo de la vida espiritual en nuestro tiempo. Hoy me lo planteo de forma diferente. He llegado a comprender que escribir es una gran responsabilidad que llama al que escribe a un constante ejercicio por mantener lo mejor del pasado, avivar lo mejor del presente y creer siempre que el cambio es lo que el Espíritu Santo está haciendo hoy en nuestras vidas.
- ¿De qué hablamos cuando hablamos de espiritualidad? ¿Qué espiritualidad necesita el mundo de hoy?

La espiritualidad es la conciencia de Dios que nos lleva, más allá del estudio teológico, a aprender a relacionarnos personalmente con Dios mismo. Estoy cada vez más convencida de que hoy necesitamos una espiritualidad fundamentada en la Palabra que nos lleve a contemplar y ver que somos co-partícipes en la Creación. La Palabra de Dios nos lleva hacia una nueva toma de conciencia de que toda vida es sagrada. Esta espiritualidad nos lleva a entender que Dios está presente y actuando siempre y en todas partes, y nos invita a sentirnos responsables: hemos de dejar el mundo mejor de como lo encontramos.
- El año pasado la Iglesia celebró un importante Sínodo sobre la Palabra de Dios. ¿Qué relación crees que ha de tener un católico con la ella? ¿Cuál es tu propia relación con la Sagrada Escritura?
La Palabra de Dios es la propia vida de la Iglesia. La Palabra establece un maravilloso diálogo entre el que busca y el Espíritu Santo. Leer con cuidado y profundidad la Palabra de Dios nos ayuda a extraer el significado que ella tiene para cada uno de nosotros. Lo importante es que ella siempre tiene algo que decirnos aquí y ahora. Ese dejar que la Palabra ilumine mi presente y mi propia vida me mantiene con ilusión en el camino. Por otro lado, aviva en mí la esperanza de que, al final, la Palabra de Dios triunfará, así como la confianza de saber que yo misma estoy siendo misteriosamente guiada por ella.

- ¿Cuáles crees que son las dificultades que

la gente encuentra para acercar su vida a la palabra de Dios? Creo que la gran dificultad está en que no estamos muy acostumbrados

a leer las escrituras de forma diaria y personal. Necesitamos conocer mejor y meternos en las Escrituras todos los días hasta que crezcamos

en un nuevo entendimiento de ellas, a la par que vamos también desarrollándonos y creciendo en otras facetas de la vida.


- ¿Qué encuentras tú personalmente en la Palabra de Dios?

En la Palabra de Dios veo el Espíritu de Jesús en acción. Como los apóstoles, encuentro en ella la fuerza para caminar tratando de comprender mejor ese Espíritu y dejarme guiar por Él con confianza, sin preocuparme demasiado por lo contrario que este pueda ser o parecer al espíritu del mundo de hoy.

- Eres la autora de los comentarios del conocido libro “Palabra y Vida” para el año 2010 ¿Ha sido una buena experiencia para

ti realizar este trabajo? ¡Ha sido una experiencia maravillosa! Yo hago la Lectio Divina con los textos de cada

día y trato de encontrar el significado que tienen las escrituras para mí, cada día de mi vida. Realizar este trabajo para Publicaciones Claretianas me ha dado la oportunidad de examinar, con la ventaja de la anticipación, los retos espirituales que las escrituras nos van a proponer durante todo el año que viene. - Se habla mucho

de la Lectio Divina. El Papa ha hablado de ella como un medio para una “nueva primavera espiritual en la Iglesia” ¿Qué te parece este modo de acercamiento a la Palabra de Dios? La Lectio Divina ha sido la práctica habitual básica de la vida y tradición Benedictina

durante más de 1500 años. Es una práctica espiritual probada y muy valiosa. Tiene

la virtualidad de mantener a la persona siempre en contacto con la mente y la voluntad de Dios. La propuesta de Lectio Divina dominical que propone Palabra y Vida 2010 me parece un modo fantástico de ayudar a popularizar e ir conociendo este probado y válido método. Lo importante es siempre, no lo olvidemos, hacer una lectura espiritual de la Escritura que nos sirva para la vida.

- Si tuvieras que elegir un versículo del

Evangelio…¿con cuál te quedarías?

Uno de mis versículos favoritos de la escritura es aquél que aparece en el relato de la Transfiguración en el Evangelio de Mateo. Es breve. Simplemente dice: ¡No tengáis miedo! Y en mí resuena así: ¡No tengáis miedo de caminar en la oscuridad! ¡No tengáis miedo de cambiar y crecer! ¡ No tengáis miedo de estar solos!: Dios está siempre contigo, todo el tiempo. Siempre, siempre, siempre…


AGENDA SEMANAL


Jueves 1. REUNIÓN PADRES CATEQUESIS (5.30t.)

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO (6.30t.)

EUCARISTÍA (7.00 t.)

Domingo 4. EUCARISTÍA (12.00m

20 de Septiembre DOMINGO XXV DEL T.O.

En el Evangelio de este domingo volvemos a escuchar un segundo anuncio de la Pasión de Jesús, hecho, también, por él mismo: “El Hijo del hombre va a ser entregado... y lo matarán y a los tres días resucitará”.
Jesús era consciente de lo que tenía que sufrir para realizar la redención de la humanidad. Probablemente también sería consciente de que no era entendido por sus apóstoles. Dios tiene unos criterios y los hombres tenemos otros criterios. Hoy vemos como, después de anunciar su Pasión, los apóstoles se ponen a discutir quien es más importante. Los apóstoles estaban en otra onda. Pero, ¿y nosotros? ¿Comprendemos que Jesús tiene que pasar por la pasión para resucitar? ¿No estaremos nosotros también un poco despistados cuando desconfiamos de Dios porque no nos ha concedido que nos toque la lotería, o que se solucionen nuestros problemas económicos, o que nos quite nuestras enfermedades? ¿Comprendemos nosotros a Jesús más que los apóstoles? ¿Vivimos con los criterios de Dios?
El desajuste entre los criterios de Dios y los criterios de los hombres se expresa en el Evangelio: El más importante es el que más sirve. Nosotros la importancia de la persona la basamos en otras cosas: en el poder, en el tener y en la fama. ¡No me digáis que no! “Quien quiera ser el primero que sea el último y servidor de todos”. Una afirmación que Jesucristo vivió plenamente. No sólo se puso a lavarles los pies a sus discípulos en la Última Cena, como un signo significativo, sino que Jesucristo, siendo de condición divina, se rebajó hasta hacerse un hombre como nosotros y se situó en último lugar, en una cueva en Belén.
¡Ojalá supiéramos adecuar nuestra mente a la de Dios, a la de Jesús: que aceptásemos la cruz y le siguiésemos y que viésemos que servir es lo mejor que podemos hacer como personas!


Lectura: Sabiduría 2,12.17-20

Se dijeron los impíos: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.» Palabra de Dios

Lectura: Santiago 3,16–4,3

Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia. ¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones. Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio Marcos 9,30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.»
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.» Palabra del Señor

ORACIÓN DEL PAPA BENEDICTO XVI PARA EL AÑO SACERDOTAL

Señor Jesús, En San Juan María Vianney Tú has querido dar a la Iglesia la imagen viviente y una personificación de tu caridad pastoral. Ayúdanos a bien vivir en su compañía, ayudados por su ejemplo en este Año Sacerdotal.

Haz que podamos aprender del Santo Cura de Ars delante de tu Eucaristía; aprender cómo es simple y diaria tu Palabra que nos instruye, cómo es tierno el amor con el cual acoges a los pecadores arrepentidos, cómo es consolador abandonarse confidencialmente a tu Madre Inmaculada, cómo es necesario luchar con fuerza contra el Maligno.

Haz, Señor Jesús, que, del ejemplo del Santo Cura de Ars, nuestros jóvenes sepan cuánto es necesario, humilde y generoso el ministerio sacerdotal, que quieres entregar a aquellos que escuchan tu llamada.

Haz también que en nuestras comunidades –como en aquel entonces la de Ars– sucedan aquellas maravillas de gracia, que tu haces que sobrevengan cuanto un sacerdote sabe 'poner amor en su parroquia'.

Haz que nuestras familias cristianas sepan descubrir en la Iglesia su casa –donde puedan encontrar siempre a tus ministros– y sepan convertir su casa así de bonita como una iglesia.

Haz que la caridad de nuestros Pastores anime y encienda la caridad de todos los fieles, en tal manera que todas las vocaciones y todos los carismas, infundidos por el Espíritu Santo, puedan ser acogidos y valorizados.

Pero sobre todo, Señor Jesús, concédenos el ardor y la verdad del corazón a fin de que podamos dirigirnos a tu Padre celestial, haciendo nuestras las mismas palabras, que usaba San Juan María Vianney:

'Te amo, mi Dios, y mi solo deseo

es amarte hasta el último respiro de mi vida.

Te amo, oh Dios infinitamente amable,

y prefiero morir amándote

antes que vivir un solo instante si amarte.

Te amo, Señor, y la única gracia que te pido

es aquella de amarte eternamente.

Dios mío, si mi lengua

no pudiera decir que te amo en cada instante,

quiero que mi corazón te lo repita

tantas veces cuantas respiro.

Ti amo, oh mi Dios Salvador,

porque has sido crucificado por mí,

y me tienes acá crucificado por Ti.

Dios mío, dame la gracia de morir amándote

y sabiendo que te amo'. Amén.

AGENDA SEMANAL

Lunes 21. ASAMBLEA SACERDOTAL JAÉN

Domingo 27. EUCARISTÍA (12.30m.)

PROCESIÓN VIRGEN DEL CAMPO



CAPILLA DOMICILIARIA

Como ya anunciamos la semana pasada, sería deseable que otras muchas capillas, como la de Santa Gema, estuviesen visitando los distintos hogares del pueblo. Si estáis dispuestos, formad grupos de 30 casas, se adquieren nuevas capillas y para primero del año 2010 pueden estar bendiciendo los distintos hogares.

Pero sabemos que en el pueblo existieron coros de personas que recibían en sus casas todos los meses unas capillas de la Virgen del Campo. Con el tiempo éstas empezaron a desaparecer y a no circular con normalidad ¿Qué pasó con la capilla que pasaba por tu calle? Si tienes en tu casa una capilla domiciliaria que no has adquirido tú con tu dinero sino que es de la comunidad cristiana de Génave, piensa que te has apoderado de una cosa que no te corresponde. Ahora tienes la oportunidad de que vuelva a su origen y a su comunidad lo que siempre fue del pueblo.

GRACIAS


miércoles, 16 de septiembre de 2009

13 de Septiembre DOMINGO XXIV DEL T.O.

Está claro que cuando Pedro afirma que “Tú eres el Mesías” no entiende exactamente lo mismo que Jesús. Tendríamos que reflexionar sobre el significado que damos a las palabras que usamos a diario o en nuestra relación con Dios. Tendríamos que reflexionar y pensar quién es Dios para mí, que quiero decir cuando afirmo que es mi salvador, que nos da la vida, que nos perdona a todos o que estamos comprometidos con el reino de Dios. Y comparar los frutos de nuestra reflexión con la Palabra de Dios, con el Evangelio. Para ver si el significado real que damos a esas palabras concuerda con el significado que les da Jesús o Pablo en sus cartas.
No basta con decir o reconocer que Jesús es el Mesías. Hay que seguirle con todo lo que eso implica: cargar con la propia cruz y dejar de pensar en uno mismo para buscar siempre el bien de los demás. Ese es el camino de la salvación. Esas son las obras de la fe: no muchas palabras sino mucha acción al servicio de los hermanos y hermanas, creando fraternidad, reconciliando, curando, acercando a los que están excluidos de la mesa común del Reino. Eso es lo que Dios quiere. En el camino encontraremos dificultades pero contamos con la gracia de Dios, con su ayuda, con su presencia, como nos recuerda la primera lectura del profeta Isaías. Las lecturas de hoy nos recuerdan que tenemos que poner nuestra fe en sintonía con el Evangelio, con la Palabra de Dios. No se trata de “hacer de nuestra capa un sayo” sino de acoger el mensaje de Jesús tal y como él lo entiende. Pero no basta con eso. Además, hay que llevar esa fe a nuestra vida con obras concretas, con acciones que hagan presente en nuestro mundo el amor de Dios que hemos recibido en nuestros corazones.

RECUERDA !!!

El curso pastoral parroquial está comenzando y necesitamos muchas manos para que el Evangelio de Jesucristo se extienda por estas tierras. ¿HAS PENSADO QUE TU ERES NECESARIO/A EN ESTA COMUNIDAD PARROQUIAL? No delegues tu responsabilidad en otros. No te guardes nada para ti, es muy hermoso compartir ganas, ilusiones, tiempo, saber, vivencias… con los demás.


Lectura: Isaías 50,5-9


El Señor me abrió el oído; yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos. El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado. Tengo cerca a mi defensor, ¿quién pleiteará contra mí? Comparezcamos juntos. ¿Quién tiene algo contra mí? Que se me acerque. Mirad, el Señor me ayuda, ¿quién me condenará? Palabra de Dios


Lectura: Santiago 2,14-18

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar? Supongamos que un hermano o una hermana andan sin ropa y faltos del alimento diario, y que uno de vosotros les dice: «Dios os ampare; abrigaos y llenaos el estómago», y no les dais lo necesario para el cuerpo; ¿de qué sirve? Esto pasa con la fe: si no tiene obras, por sí sola está muerta. Alguno dirá: «Tú tienes fe, y yo tengo obras. Enséñame tu fe sin obras, y yo, por las obras, te probaré mi fe.» Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio

san Marcos (8,27-35):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino, preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que soy yo?» Ellos le contestaron: «Unos, Juan Bautista; otros, Elías; y otros, uno de los profetas.» Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Pedro le contestó: «Tú eres el Mesías.» Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. Y empezó a instruirlos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días.» Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Jesús se volvió y, de cara a los discípulos, increpó a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!»Después llamó a la gente y a sus discípulos, y les dijo: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Mirad, el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.»
Palabra del Señor

Mi testimonio sacerdotal

(por Ciudad Redonda)

Nunca entró en mis planes ser sacerdote. No me lo esperaba. No tengo antecedentes familiares. A los veinte años tampoco lo veía como posibilidad real en el horizonte de mi vida cuando en una conversación de amigos por la noche, en un ambiente de confidencialidad recuerdo que nos preguntábamos ¿cómo te ves en el futuro? Y cada uno iba narrando su sueño. Fue una sorpresa que me costó entender, justificándome al principio con la idea de que la “dirección del destinatario” estaba mal escrita. No es para mí, pensé. A los veintiún años, esto no pasa, ya es tarde. No sólo el tiempo, sino la naturaleza de la propuesta. Es mucho para mí. Yo no estoy preparado para esto. Es mucha responsabilidad. Y mi situación personal..., ya tengo mi carrera que está en su ecuador, y mi novia a la que quiero desde hace tiempo. Evidentemente en la “oficina de correos” se han equivocado.

Pero no era un error. Era para mí. Era un regalo. Venía de Dios. Me costó aceptarlo. Necesité tiempo, poco más de un año de huídas, de no querer comprenderlo, de darle vueltas y más vueltas. Surgió en mi interior. Nadie me lo propuso. Todo el mundo que está metido en la movida cristiana -como era mi caso- se lo piensa alguna vez, me dije. Y en ese interior poco a poco fue creciendo y haciéndose cada vez más fuerte la propuesta. El paso del tiempo y un discernimiento sosegado me ayudó a comprender que no me estaba volviendo loco, que era una llamada real, que venía de Dios y que yo me seguía sintiendo libre para decir “no”. Eso me dio mucha paz. Con dudas y con asombro ¿por qué yo, si hay gente más capacitada?, me preguntaba. Pero seguí sintiendo la libertad para responder lo que quisiera. Al final, me dije, si es lo que tú crees y quieres, Señor, tú verás... allá vamos. Y cuando empiezas a sentir amor, con amor respondes. Es tan fuerte la atracción que resulta difícil negarse a dar el paso. Y ese Amor me ayudó a dejar el otro amor, que por su parte lo aceptó con fe y generosidad y también con dolor. Yo no sé si hubiera respondido tan bien como hizo ella, probablemente no. Me siento muy orgulloso de esta historia de amor con Dios. Es un regalo inmerecido. No sé si estoy respondiendo a las expectativas que Él tenía sobre mí, pero ser sacerdote llena mi vida de sentido y si volviera a nacer, volvería a decir sí. Intento serlo como Jesús nos enseña el día de Jueves Santo, desde el servicio y la cercanía. Soy consciente de que mi ministerio no es para mí, sino para los demás. Que mi autorrealización se lleva a cabo en la medida en la que soy servidor de otros. Y mi manera de servir es tratar de hacer visible al Invisible para que muchos puedan encontrarse con Él.

Ser una mediación, un puente, una ayuda para llegar a Él. Con mis limitaciones y mis dones, mis pobrezas y mis riquezas, con todo lo que soy.

En estos ocho años de andadura, ser sacerdote me ha dado muchas más satisfacciones que problemas. He vivido experiencias llenas, intensas, que no se pueden describir con palabras. He compartido con vidas en situaciones y en lugares que jamás hubiera imaginado. Mi vida, aún con las dificultades del ministerio, se ha abierto de una manera total. Y sigo aprendiendo, sobre todo de la gente, de su testimonio, de su entrega, de su fe, de sus luchas, de su cariño.

Me siento privilegiado por ser sacerdote. Me permite ser testigo de muchas situaciones llenas de vida, acompañar y compartir a unos niveles de comunicación realmente profundos y sorprendentes. Mi único dolor es no dar la talla en algunas ocasiones y mi única preocupación es defraudar a Aquel que me llamó “con silbos amorosos”, en versos de San Juan de la Cruz. Por eso, intento seguir el consejo que Jesús da a Nicodemo en Juan 3, 8: “El viento sopla por donde quieres y tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Lo mismo sucede con todo aquel que nace del Espíritu”. Esto me tranquiliza y me ayuda a seguir confiando. Gracias Señor por llamarme, ya te lo he dicho varias veces, pero hoy lo comparto con otros. Un sacerdote


AGENDA SEMANAL

Lunes 14. REUNIÓN SACERDOTES ORCERA

Jueves 17. REUNIÓN CATEQUISTAS (5.00t.)

EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO (6.30t.)

EUCARISTÍA (7.00 t.)

Sábado 19. BAUTISMO (12.30 m.)

Domingo 20. EUCARISTÍA (12.00m.)

CAPILLA DOMICILIARIA

Durante este primer año que llevamos con la Capilla domiciliaria de Santa Gema, que visita a 31 familias del pueblo hemos recaudado de donativo 397,26€.

Seria deseable que otras muchas capillas estuviesen visitando los distintos hogares del pueblo. Si estáis dispuestos, formad grupos de 30 casas, se adquieren nuevas capillas y para primero del año 2010 pueden estar bendiciendo los distintos hogares.

sábado, 12 de septiembre de 2009

6 de Septiembre DOMINGO XXIII DEL T.O.


El comentario a las lecturas de este domingo se nos puede quedar en una especie de admiración prolongada ante el poder de Dios que se manifiesta en Jesús. Estamos ante una persona capaz de hacer milagros, de romper el orden de la naturaleza para devolver la salud al que sufre. Es obvio que esa persona tiene un poder especial, superior a lo que pueden hacer los que le rodean. Es el signo de que esa persona viene de Dios o es Dios. Los milagros que debemos hacer los cristianos han de serlo porque rompen el orden social injusto en que tantas veces se funda nuestra sociedad. Es un orden social que ve como natural que los pobres, en cualquier sentido que se diga, sean marginados. Ahora podemos concluir que lo que Jesús pretende no es provocar nuestra admiración, nuestro espanto, ante su poder maravilloso. Más bien nos está mostrando una forma de actuar. Si queremos seguir a Jesús, también nosotros nos tendremos que dedicar a hacer milagros. Pero nuestros milagros no deben serlo tanto por quebrar el orden natural de las cosas, las leyes de la biología o de la física. Ese orden social debe ser quebrado. ¿Cómo? Acogiendo a los excluidos y marginados, devolviéndolos la palabra, haciendo que se sientan uno más en la familia cristiana, que compartan con nosotros el pan de la palabra y de la vida en la mesa del padre común. No como objetos pacientes de nuestra caridad (así los demás verían que el amor de Dios reina en nuestros corazones) sino como sujetos activos al mismo nivel que los demás, que nosotros (así los demás verán cómo se reúne en la vida la familia de los hijos e hijas de Dios. Ese testimonio sería el cumplimiento de la profecía de Isaías que se nos regala en la primera lectura.

Lectura:Isaías 35,4-7


Decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis. Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona, resarcirá y os salvará».

Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa, el páramo será un estanque, lo reseco un manantial. Palabra de Dios



Lectura: Santiago 2,1-5

No juntéis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el favoritismo. Por ejemplo: llegan dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien vestido y hasta con anillos en los dedos; el otro es un pobre andrajoso. Veis al bien vestido y le decís: «Por favor, siéntate aquí, en el puesto reservado.» Al pobre, en cambio: «Estate ahí de pie o siéntate en el suelo.» Si hacéis eso, ¿no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos? Queridos hermanos, escuchad: ¿Acaso no ha elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos del reino, que prometió a los que lo aman? Palabra de Dios


Lectura del santo evangelio según san Marcos 7,31-37

En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis.

Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete.

Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos.» Palabra del Señor

El cansancio de la Iglesia y su remedio José Luis Restán

"El cansancio de la Iglesia existe, desde luego. La Iglesia puede cansarse incluso en zonas culturales enteras, y también caer". Son palabras duras pero verdaderas. Se las dirigió el cardenal Joseph Ratzinger a su interlocutor, Peter Seewald. De todos los cansancios el más pernicioso es el de quienes ya no esperan de la Iglesia lo único que sólo ella puede dar. El de quienes la reducen a mero instrumento del sistema para que ofrezca un suplemento ético o una consolación espiritual. Y existe también el cansancio, más noble, de quienes sienten que han hecho todo lo posible, que han bregado toda la noche sin sacar nada... hasta que les vence el escepticismo. De estos cansancios varios no se sale con planes eficientes ni con voluntarismo. Sólo la gracia de Dios, el Espíritu Santo, que es el alma de la Iglesia, puede recuperar su organismo cansado y darle una nueva vitalidad. ¿Es esto salirse del problema? Sinceramente creo que no, es afrontarlo en toda su crudeza. Claro que no se trata de esperar que esto suceda como quien espera a Godot sino de abrir los ojos para contemplar lo que ya sucede aquí y ahora, ya que por fortuna el Espíritu no descansa. Como bien recordaba el cardenal Ratzinger en el mencionado diálogo con Seewald, a esta Iglesia (y no a otra que podamos imaginar o proyectar) se le ha prometido "Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo", lo cual no significa que a cada parcela o diócesis de la Iglesia se le haya ofrecido salvoconducto para la eternidad. La Iglesia puede caer, oscurecerse, y en algunas regiones incluso desaparecer, pero la promesa sigue siempre en pie y el Señor la cumple con su fantasía que nos descoloca y nos desborda. El cansancio existe y puede tener sus justificaciones varias, pero en último término desvela un error de fondo. El de no reconocer a la Iglesia como lo que realmente es: el hogar de gracia en el que nuestra humanidad se recupera continuamente, el único ámbito vital que permite el encuentro con Cristo y su seguimiento real, más allá de nuestras proyecciones sicológicas y de nuestras pretensiones ideológicas. Los hombres de Iglesia podrán resultar más o menos simpáticos en cada momento, más o menos acertados en sus opciones históricas, pero sólo en el cuerpo concreto de la Iglesia encontramos a Cristo tal cual es, y no al fantasma que cada uno se puede, incluso involuntariamente, construir. El gran escritor francés Georges Bernanos fue uno de los primeros, según Urs von Baltasar, en curarse de la enfermedad típica de los intelectuales católicos del XIX: la de separar la justa aspiración de una profunda renovación eclesial, de la forma concreta de la Iglesia. Desde luego Bernanos no fue complaciente con las personas y las instituciones eclesiales de su época, pero cuando tras uno de sus encontronazos épicos un amigo se apresuró a felicitarle por su desmarque de la institución, le respondió tajante: "si alguna vez me expulsaran volvería para pedir que me dejaran permanecer siquiera en un rincón, ya que fuera de la Iglesia no podría ni tan siquiera respirar". Nunca he encontrado una aproximación más bella y sagaz al misterio de la Iglesia y a lo que significa para la vida de quienes la hemos encontrado. El cansancio sólo puede ser superado por la alegría, la alegría de ver brotar inesperadamente el fruto de la santidad de Dios en la tierra fatigada de su Iglesia. Mientras cerraba este artículo ha llegado a mis manos una historia sencilla entre miles, la de un joven sacerdote de origen inglés que trabaja en las favelas de Sao Paulo, y que para descansar de su duro trabajo dedica el verano a atender los poblados del río Arari, en la Amazonia brasileña. Algunos esperaban seis años para ver al sacerdote, que ahora llega cada año y apenas da abasto para confesar, impartir catequesis, casar parejas, bautizar niños y preparar enfermos para el paso final. Supongo que el P. Shekelton acabará cansado, pero el suyo no es el cansancio de la Iglesia del que venimos hablando. Más bien él, como tantos y tantos en los cuatro puntos cardinales, nos muestra que la Iglesia es la casa en la que vivir y morir con esperanza, rodeados de una amistad que es signo de la compañía perenne de Cristo. Y quede claro que Shekelton no es producto de una estrategia eclesial, recibió su alegría de otros testigos, y él la transmite ahora a manos llenas en una circunstancia de por sí descorazonadora. Así ha sido durante más de veinte siglos, y así será hasta que el Señor vuelva.

AGENDA DE LA SEMANA

Martes 8. FIESTA VIRGEN DEL CAMPO (10.00m.) PROCESIÓN

Jueves 10. EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO (7.30t.)

EUCARISTÍA (8.00t.)

Domingo 13. EUCARISTÍA (12.00m.)