lunes, 28 de septiembre de 2009

20 de Septiembre DOMINGO XXV DEL T.O.

En el Evangelio de este domingo volvemos a escuchar un segundo anuncio de la Pasión de Jesús, hecho, también, por él mismo: “El Hijo del hombre va a ser entregado... y lo matarán y a los tres días resucitará”.
Jesús era consciente de lo que tenía que sufrir para realizar la redención de la humanidad. Probablemente también sería consciente de que no era entendido por sus apóstoles. Dios tiene unos criterios y los hombres tenemos otros criterios. Hoy vemos como, después de anunciar su Pasión, los apóstoles se ponen a discutir quien es más importante. Los apóstoles estaban en otra onda. Pero, ¿y nosotros? ¿Comprendemos que Jesús tiene que pasar por la pasión para resucitar? ¿No estaremos nosotros también un poco despistados cuando desconfiamos de Dios porque no nos ha concedido que nos toque la lotería, o que se solucionen nuestros problemas económicos, o que nos quite nuestras enfermedades? ¿Comprendemos nosotros a Jesús más que los apóstoles? ¿Vivimos con los criterios de Dios?
El desajuste entre los criterios de Dios y los criterios de los hombres se expresa en el Evangelio: El más importante es el que más sirve. Nosotros la importancia de la persona la basamos en otras cosas: en el poder, en el tener y en la fama. ¡No me digáis que no! “Quien quiera ser el primero que sea el último y servidor de todos”. Una afirmación que Jesucristo vivió plenamente. No sólo se puso a lavarles los pies a sus discípulos en la Última Cena, como un signo significativo, sino que Jesucristo, siendo de condición divina, se rebajó hasta hacerse un hombre como nosotros y se situó en último lugar, en una cueva en Belén.
¡Ojalá supiéramos adecuar nuestra mente a la de Dios, a la de Jesús: que aceptásemos la cruz y le siguiésemos y que viésemos que servir es lo mejor que podemos hacer como personas!


Lectura: Sabiduría 2,12.17-20

Se dijeron los impíos: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo: se opone a nuestras acciones, nos echa en cara nuestros pecados, nos reprende nuestra educación errada; veamos si sus palabras son verdaderas, comprobando el desenlace de su vida. Si es el justo hijo de Dios, lo auxiliará y lo librará del poder de sus enemigos; lo someteremos a la prueba de la afrenta y la tortura, para comprobar su moderación y apreciar su paciencia; lo condenaremos a muerte ignominiosa, pues dice que hay quien se ocupa de él.» Palabra de Dios

Lectura: Santiago 3,16–4,3

Donde hay envidias y rivalidades, hay desorden y toda clase de males. La sabiduría que viene de arriba ante todo es pura y, además, es amante de la paz, comprensiva, dócil, llena de misericordia y buenas obras, constante, sincera. Los que procuran la paz están sembrando la paz, y su fruto es la justicia. ¿De dónde proceden las guerras y las contiendas entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, que luchan en vuestros miembros? Codiciáis y no tenéis; matáis, ardéis en envidia y no alcanzáis nada; os combatís y os hacéis la guerra. No tenéis, porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, para dar satisfacción a vuestras pasiones. Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio Marcos 9,30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon de la montaña y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y, después de muerto, a los tres días resucitará.»
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y, una vez en casa, les preguntó: «¿De qué discutíais por el camino?»
Ellos no contestaron, pues por el camino habían discutido quién era el más importante. Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos.»
Y, acercando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí no me acoge a mí, sino al que me ha enviado.» Palabra del Señor

ORACIÓN DEL PAPA BENEDICTO XVI PARA EL AÑO SACERDOTAL

Señor Jesús, En San Juan María Vianney Tú has querido dar a la Iglesia la imagen viviente y una personificación de tu caridad pastoral. Ayúdanos a bien vivir en su compañía, ayudados por su ejemplo en este Año Sacerdotal.

Haz que podamos aprender del Santo Cura de Ars delante de tu Eucaristía; aprender cómo es simple y diaria tu Palabra que nos instruye, cómo es tierno el amor con el cual acoges a los pecadores arrepentidos, cómo es consolador abandonarse confidencialmente a tu Madre Inmaculada, cómo es necesario luchar con fuerza contra el Maligno.

Haz, Señor Jesús, que, del ejemplo del Santo Cura de Ars, nuestros jóvenes sepan cuánto es necesario, humilde y generoso el ministerio sacerdotal, que quieres entregar a aquellos que escuchan tu llamada.

Haz también que en nuestras comunidades –como en aquel entonces la de Ars– sucedan aquellas maravillas de gracia, que tu haces que sobrevengan cuanto un sacerdote sabe 'poner amor en su parroquia'.

Haz que nuestras familias cristianas sepan descubrir en la Iglesia su casa –donde puedan encontrar siempre a tus ministros– y sepan convertir su casa así de bonita como una iglesia.

Haz que la caridad de nuestros Pastores anime y encienda la caridad de todos los fieles, en tal manera que todas las vocaciones y todos los carismas, infundidos por el Espíritu Santo, puedan ser acogidos y valorizados.

Pero sobre todo, Señor Jesús, concédenos el ardor y la verdad del corazón a fin de que podamos dirigirnos a tu Padre celestial, haciendo nuestras las mismas palabras, que usaba San Juan María Vianney:

'Te amo, mi Dios, y mi solo deseo

es amarte hasta el último respiro de mi vida.

Te amo, oh Dios infinitamente amable,

y prefiero morir amándote

antes que vivir un solo instante si amarte.

Te amo, Señor, y la única gracia que te pido

es aquella de amarte eternamente.

Dios mío, si mi lengua

no pudiera decir que te amo en cada instante,

quiero que mi corazón te lo repita

tantas veces cuantas respiro.

Ti amo, oh mi Dios Salvador,

porque has sido crucificado por mí,

y me tienes acá crucificado por Ti.

Dios mío, dame la gracia de morir amándote

y sabiendo que te amo'. Amén.

AGENDA SEMANAL

Lunes 21. ASAMBLEA SACERDOTAL JAÉN

Domingo 27. EUCARISTÍA (12.30m.)

PROCESIÓN VIRGEN DEL CAMPO



CAPILLA DOMICILIARIA

Como ya anunciamos la semana pasada, sería deseable que otras muchas capillas, como la de Santa Gema, estuviesen visitando los distintos hogares del pueblo. Si estáis dispuestos, formad grupos de 30 casas, se adquieren nuevas capillas y para primero del año 2010 pueden estar bendiciendo los distintos hogares.

Pero sabemos que en el pueblo existieron coros de personas que recibían en sus casas todos los meses unas capillas de la Virgen del Campo. Con el tiempo éstas empezaron a desaparecer y a no circular con normalidad ¿Qué pasó con la capilla que pasaba por tu calle? Si tienes en tu casa una capilla domiciliaria que no has adquirido tú con tu dinero sino que es de la comunidad cristiana de Génave, piensa que te has apoderado de una cosa que no te corresponde. Ahora tienes la oportunidad de que vuelva a su origen y a su comunidad lo que siempre fue del pueblo.

GRACIAS


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