miércoles, 20 de enero de 2010

17 de Enero II D. DEL TIEMPO ORDINARIO

En el Evangelio de hoy se nos cuenta la historia de una boda. Asisten a ella Jesús, sus discípulos y también su madre. Hay un problema en esa boda: falta el vino. El vino bueno marca el nivel de la fiesta. El vino es sabor, paladar. En el caso de la boda del Evangelio no es que el vino sea malo. Simplemente el vino se ha terminado.

La intervención de Jesús, a petición de su madre, devuelve la fiesta a su ser. Vuelve a haber vino y vino en abundancia, Pero es, además, vino bueno, vino del mejor.

La presencia de Jesús devuelve la fiesta a su ser. Jesús es el vino que nos trae la alegría. Es el vino bueno, el que eleva la calidad de la fiesta, el que da a la vida sentido y esperanza a los que participan en ella. Ha venido Jesús y su presencia es fuente de vida y esperanza, de alegría y gozo. Es la presencia de Dios mismo que se esposa con su pueblo. Con Jesús el pueblo “devastado” y “abandonado” recobra la alegría. Nosotros somos los mayordomos y criados de esa boda. Los discípulos de Jesús estamos encargados de reunir a los invitados y de servirles el vino de la vida, la alegría y la esperanza.



Lectura: profeta Isaías 62,1-5

Por amor de Sión no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha. Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor. Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios. Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi favorita», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá marido. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo. Palabra de Dios

Lectura: I Corintios 12,4-11
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A éste le han concedido hacer milagros; a aquél, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas. El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como a él le parece. Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san Juan 2,1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: «No les queda vino.»
Jesús le contestó: «Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.» Su madre dijo a los sirvientes: «Haced lo que él diga.» Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: «Llenad las tinajas de agua.»
Y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: «Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.» Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: «Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.» Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria y creció la fe de sus discípulos en él. Palabra del Señor



PENSEMOS UN POCO
Ser bautizado es injertamos en el espíritu de creaturas nuevas en Cristo y dentro de un mundo y comunidad concretos. No nacemos del agua y del Espíritu para nosotros mismos nada más sino que tenemos una dimensión y trascendencia comunitaria. "El Bautismo es el sacramento de la fe. Pero la fe tiene necesidad de una comunidad de creyentes. Sólo en la fe de la Iglesia puede creer cada uno de los fieles. La fe que se requiere para el Bautismo no es una fe perfecta y madura sino un comienzo que está llamado a desarrollarse" (CIC 1 253). "En todos los bautizados la fe debe crecer después del Bautismo" (CIC 1254). "Para que la gracia bautismal pueda desarrollarse es importante la ayuda de los padres" (CIC 1255). Ellos son los primeros y principales responsables de "formar a sus hijos en la fe y en la práctica de la vida cristiana. mediante la palabra y el ejemplo", y es tarea de ambos "alimentar la vida que Dios les ha confiado", en este sentido se podría decir que la celebración del Bautismo tiene una dimensión marcadamente familiar y es que la familia es la comunidad privilegiada para la transmisión y la educación de la fe.
Los padres deben facilitar el "despertar religioso" de sus hijos, iniciarlos en la oración personal y comunitaria, educarlos en la conciencia moral, acompañarlos en el desarrollo del sentido del amor humano, del trabajo, de la convivencia y del compromiso en el mundo, dentro de una perspectiva cristiana. Los papás más que transmitir contenidos, introducen a sus hijos, y en especial a los más pequeños, en un ambiente de vida propio de una familia cristiana.
Lamentablemente, en nuestro ambiente, muchos padres de familia piden el Bautismo para sus hijos sólo por tradición, porque se acostumbra, pero no por una decisión de seguir a Jesucristo en sus vidas.
"En la medida de lo posible. a quien va a recibir el Bautismo se le ha de dar un padrino, cuya función es juntamente con los padres, presentar al niño que va a recibir el bautismo y procurar que después lleve una vida cristiana congruente con el bautismo".
Los padrinos comparten responsablemente con los papás todos los compromisos y exigencias que del Bautismo surgen. La comunidad cristiana de la que el nuevo bautizado entra oficialmente a formar parte y que va más allá de la propia familia. "Deben ser creyentes sólidos, capaces y prestos a ayudar al nuevo bautizado en su camino de la vida cristiana. Su tarea es una verdadera función eclesial." (CIC 1255).
Tristemente los padrinos han perdido mucho del sentido de ser representantes de la comunidad cristiana que garantizan, junto con los papás, la educación e iniciación progresiva del nuevo bautizado en la vivencia de la fe dentro de la comunidad eclesial. Con frecuencia notamos que se da más importancia al "compadre" o la "comadre" por las relaciones, apoyo económico o influencia que al mismo ahijado en la tarea de educarlo cristianamente. De ahí que la Iglesia pide ciertas cualidades o características para que alguien pueda ser invitado de padrino o madrina. Cualidades que se pueden sintetizar así:
Debe tener la suficiente madurez para cumplir esta responsabilidad.
Ser católico y haber recibido los tres sacramentos de iniciación cristiana: Bautismo, Confirmación y Eucaristía.
La comunidad tiene mucha importancia en la celebración del Bautismo y en los compromisos que de él se derivan. La fe que recibimos en el Bautismo "tiene necesidad de la comunidad de creyentes. Sólo en la fe de la Iglesia puede creer cada uno de los fieles". Esto nos está diciendo que la fe no es algo individual, sino que se bautiza en la Octavario de Oración por la Unidad de los cristianos

DESDE EL 18 AL 25 DE ENERO DE 2010
"Vosotros sois testigos..." (Lc 24,48)

El lema que este año orienta el Octavario de oración por la unidad de las Iglesias son las palabras del Resucitado a los discípulos: “Vosotros sois testigos de todas estas cosas” (Lc 24,48). Con ellas Jesús resucitado les recuerda que ya antes de padecer les había hablado de su misión y cómo el designio del Padre sobre él incluía su pasión y muerte, para dar así cumplimiento a cuanto estaba escrito de él “en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos” (Lc 24,44). El Resucitado recordaba que los discípulos habían de dar testimonio público de cómo, en verdad, había encontrado cumplimiento cuanto la Escritura hablaba de él. En consecuencia, debían proclamar la Buena Noticia del amor misericordioso de Dios por la humanidad, revelado en Jesús, fundamento de una esperanza nueva y cierta que abrió la historia humana al futuro de salvación, que aguarda a cuantos creen que Jesús murió y resucitó por nosotros. Este mensaje que el mismo Resucitado encomendó a los discípulos es el mensaje de la Iglesia de ayer, de hoy y de todos los tiempos, la misma «Iglesia una y santa» que el Señor “entregó a Pedro (cf. Jn 21,17), para que la pastoreara; encargándole a él y a los demás Apóstoles que la extendieran y gobernaran (cf. Mt 28,18s), y la erigió como columna y fundamento de la verdad (1 Tim 3,15)” La Iglesia es apostólica porque no anuncia otro mensaje que el evangelio de la vida y la salvación predicado por los Apóstoles, para dar a conocer a Cristo a los hombres y mujeres de todas las latitudes, culturas y lenguas, a quienes les ha sido dado oír la predicación apostólica por medio de la Iglesia. Por su universalidad pudo ser llamada desde la Antigüedad cristiana «la Católica», implantada ampliamente en el mundo, pero cuya tarea sigue siendo dar a conocer a Cristo como revelador del Padre y redentor del mundo.
AGENDA SEMANAL
Lunes 18.
REUNIÓN SACERDOTES SIERRA
CATEQUESIS 2º (4.30t.)
CATEQUESIS 5º (5.00t.)
Martes 19.
CATEQUESIS 4º (4.30t.)
Miércoles 20.
CATEQUESIS 1º (5.00t.)
CATEQUESIS 3º (5.00t.)
Jueves 21.
CATEQUESIS 6º Y 1º E.S.O. (6.00t.)
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO (6.00t.)
EUCARISTÍA (6.30t.)
Viernes 22.
CATEQUESIS 2º Y 3 E.S.O. (6.00t.)
Sábado 23.
CATEQUESIS CONFIRMACIÓN (6.00t.)
Domingo 24. EUCARISTÍA (6.30t.)

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