domingo, 1 de noviembre de 2009

1 de Noviembre TODOS LOS SANTOS

Este domingo no es un domingo cualquiera. Hoy toca celebrar la fiesta de Todos los Santos. ¿Quiénes son? Podemos hacer un primer ejercicio y echar la mirada a la historia y a los altares y cuadros de nuestras iglesias y capillas. Ahí están algunos santos. Están convertidos en cartón piedra. Son estatuas más o menos hermosas que decoran los altares. De algunos de ellos conocemos la vida.
Un segundo ejercicio es echar la mirada al banco de atrás. Y a nuestro lado. Y a nosotros mismos. Nosotros somos los creyentes, los discípulos. Nosotros, junto con otros muchos a lo largo y a lo ancho de nuestro mundo, junto con otros muchos en el pasado y en el futuro, somos los que trabajamos día a día por hacer un mundo mejor, más hermano, más lleno de misericordia, de comprensión, de tolerancia, de amor, de perdón. En definitiva, más lleno de Dios.
La verdad es que somos hijos de Dios. Somos sus hijos e hijas, aunque no se haya manifestado del todo lo que eso significa. Ahora estamos en camino. Pero Dios está con nosotros. Y Él nos hace santos. Ahora, podemos atender a la lectura del Evangelio y escuchar como Jesús nos llama “bienaventurados” porque somos pobres, porque luchamos por la justicia, porque tratamos de ser misericordiosos, porque trabajamos por la paz y la reconciliación. Y la palabra de Jesús llega a nuestros oídos. Nos calma, nos serena, nos devuelve la alegría, nos hace conocer y comprender nuestra más honda realidad. Salimos a la calle con la sonrisa en el rostro y dispuestos a seguir luchando por mejorar nuestra propia vida y por mejorar este mundo. Por hacer que sea la casa de Dios, la casa de todos, el Reino por el que Jesús dio su vida.

Lectura: Apocalipsis 7,2-4.9-14
Yo, Juan, vi a otro Ángel que subía del Oriente y tenía el sello de Dios vivo; y gritó con fuerte voz a los cuatro Ángeles a quienes había encomendado causar daño a la tierra y al mar: "No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios." Y oí el número de los marcados con el sello: ciento cuarenta y cuatro mil sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel. Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos. Y gritan con fuerte voz: "La salvación es de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero." Y todos los Ángeles que estaban en pie alrededor del trono de los Ancianos y de los cuatro Vivientes, se postraron delante del trono, rostro en tierra, y adoraron a Dios diciendo: Amén, alabanza, gloria, sabiduría, acción de gracias, honor, poder y fuerza, a nuestro Dios por los siglos de los siglos, amén." Uno de los Ancianos tomó la palabra y me dijo: "Esos que están vestidos con vestiduras blancas quiénes son y de dónde han venido?" Yo le respondí: "Señor mío, tu lo sabrás." Me respondió: "Esos son los que vienen de la gran tribulación; han lavado sus vestiduras y las han blanqueado con la Sangre del Cordero." Palabra de Dios

Lectura: san Juan 3,1-3
Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es. Todo el que tiene esta esperanza en él se purificará a sí mismo, como él es puro. Palabra de Dios

Lectura del santo evangelio según san Mateo 5,1-12

Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: "Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros." Palabra del Señor
EL DIA DE LOS DIFUNTOS (Fernando Torres Pérez)
El día de los Difuntos recordamos en primer lugar a nuestros seres queridos que ya no están entre nosotros. Las palabras de Jesús que escuchamos en este día nos despiertan a la esperanza y nos consuelan en el vacío y desamparo en que nos deja la muerte. Nuestros difuntos están en camino hacia el Padre y Jesús mismo los conduce hacia su corazón insondable: la voluntad del Padre que me ha enviado es que no se pierda ninguno de los que el Padre me ha dado sino que los resucite en el último día. La ley de la muerte qué sabia es. Todos, absolutamente todos tenemos el mismo final. No hay grandeza humana que pueda escapar a este destino común y universal del ser humano. Ni bondad ni maldad duran siempre. Ni hay riqueza capaz de alargar un minuto más la vida. ¿Qué nos enseña sobre nuestro destino la Palabra de Dios? Las enseñanzas son muchas y consoladoras en el texto de Job, la Carta los Romanos, El evangelio de Juan. Nos entristece la certeza de la muerte, pero nos consuela la promesa de la vida eterna. Es este un día de visitar los cementerios. Las flores y velas en los nichos convierten el cementerio en un jardín. Es una costumbre hermosa que nos lleva a recordar a quienes estuvieron unidos a nuestros afectos para decirles que no los olvidamos, que rezamos por ellos, que siguen vivos en nuestro corazón. Según nos refiere Carlos Latorre: “En mis andanzas por América conocí la costumbre de las familias al visitar las tumbas de dar este día dulces y refrescos a los niños para honrar a los difuntos. Han pasado los años, pero todavía está grabada en mis ojos la alegría de los niños corriendo de un lado para otro, saltando tumbas y cruces, e intentando contener en sus manos los caramelos y “masitas” con que los obsequiaban los parientes. Este carácter tan festivo y popular de la visita al cementerio en estas fechas tal vez nos sorprenda, pero nos habla de una visión más “humana y cristiana” de la muerte. Se está debilitando la fe en la vida eterna. Se suele silenciar todo lo que se refiere a la muerte, haciéndola aséptica como algo inevitable y se habla de ella en voz baja y a escondidas. Pero por otra parte nunca faltan quienes quieren explotar “la falta de fe cristiana” buscando conexiones con los muertos a través de personas –medium- especializadas. El ser humano busca explicaciones y conexiones ante la muerte. Cuando la palabra de Dios no ilumina la vida se buscan luces y promesas a cualquier precio.”
AGENDA SEMANAL
Lunes 2. FIELES DIFUNTOS EUCARISTÍA EN EL CEMENTERIO (12.30m.)
Martes 3. CATEQUESIS 4º (4.30t.)
Miércoles 4. CATEQUESIS 1º (5.00t.)
CATEQUESIS 3º (5.00t.)
Jueves 5.
CATEQUESIS 5º (5.00t.)
CATEQUESIS 6º Y 1º E.S.O. (5.00t.)
CATEQUESIS 2º Y 3 E.S.O. (6.00t.)
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO (6.00t.)
EUCARISTÍA (6.30t.)
Viernes 6.
CATEQUESIS CONFIRMACIÓN (5.00t.)
Domingo 8. EUCARISTÍA (6.30t.)

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