El Evangelio de hoy nos muestra a Jesús en plena realización de su ministerio sacerdotal. Ante la necesidad gritada y voceada por Bartimeo, Dios no permanece indiferente. Ni Jesús, su sacerdote tampoco. Le devuelve la vista pero también le devuelve la dignidad. Le hace ver que ha sido su misma fe la que le ha curado. Y Bartimeo se integra de nuevo en la vida, en la sociedad. El que estaba sentado al borde del camino, se levanta y camina con los demás. Dios se ha acercado a él y le ha sanado. Para Bartimeo la realidad de Dios se ha hecho tan clara a través de Jesús que no puede sino seguirlo. Jesús es el sacerdote que levanta a los caídos, que consuela a los tristes, que nos devuelve la esperanza y nos ayuda a recobrar la fe que tenemos dentro de nosotros, como dice la primera lectura del profeta Jeremías.
En la Iglesia hemos dejado un poco en el olvido que somos un pueblo sacerdotal, que todos somos sacerdotes y estamos llamados a ser, como Jesús, mediadores de la presencia bondadosa y salvadora de Dios entre los hombres y las mujeres de nuestro tiempo. Hemos dado tanta importancia al ministerio ordenado que se nos ha olvidado que todos somos sacerdotes. Y que es deber y obligación de todos y todas, que nos decimos discípulos de Jesús, vivir sacerdotalmente al estilo de Jesús. Para ser sacerdote de esa manera no hace falta estudiar teología. Basta con ser ministro de la gracia de Dios para los hermanos y hermanas. No se trata de poner en duda la importancia y necesidad del ministerio ordenado, de los que llamamos habitualmente “sacerdotes”. Ya se habla mucho de ellos. Hoy conviene resaltar con fuerza el carácter sacerdotal de todo cristiano. Para que todos seamos capaces de celebrar eucaristías en la vida que repliquen y multipliquen el efecto sanador, salvador, reconciliador, de la Eucaristía que, presidida por el ministro ordenado, celebramos cada domingo.
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Lectura: Jeremías 31,7-9
Así dice el Señor: «Gritad de alegría por Jacob, regocijaos por el mejor de los pueblos; proclamad, alabad y decid: El Señor ha salvado a su pueblo, al resto de Israel. Mirad que yo os traeré del país del norte, os congregaré de los confines de la tierra. Entre ellos hay ciegos y cojos, preñadas y paridas: una gran multitud retorna. Se marcharon llorando, los guiaré entre consuelos; los llevaré a torrentes de agua, por un camino llano en que no tropezarán. Seré un padre para Israel, Efraín será mi primogénito. Palabra de Dios
Lectura: a los Hebreos 5,1-6
Todo sumo sacerdote, escogido entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados. Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, ya que él mismo está envuelto en debilidades. A causa de ellas, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados,
como por los del pueblo. Nadie puede arrogarse este honor: Dios es quien llama, como en el caso de Aarón. Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy». O, como dice otro pasaje de la Escritura: «Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.» Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,46-52
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.» Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.» Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino
Palabra del Señor
ATEISMO MAL DE FAMILIA. Lilián Carapia
La mejor herencia que los padres pueden dar a sus hijos es la fe en Dios.
Ésta se logra mediante la educación que da a Dios el lugar que le corresponde, siendo coherentes, viviendo lo que se cree y se enseña. Porque una cosa es decir que creemos en Dios y que lo amamos, y otra es creer en Él y amarlo de veras. Si alguien dice que es católico pero no va a Misa; no frecuenta ninguno de los Sacramentos o vive sin ellos; no ora; no se congrega con los demás miembros de la Iglesia; no hace nada por su prójimo necesitado… ése alguien es incoherente. Y si además es deshonesto, infiel, corrupto o violento; si es una mala influencia para los demás, si abusa de ellos y no tiene la menor intención de enmendarse esa persona vive el ateísmo práctico, que lleva al olvido de los valores. La vida sin Dios (ateísmo), tarde o temprano «pasa la factura». Eso es lo que le está pasando a muchos países.
El ateísmo «se contagia» Consideremos algunos datos a partir de una encuesta realizada sólo a católicos practicantes en México. Entre ellos, sólo el 39% asiste a Misa una vez por semana porque lo considera positivo, y creen que lo que provoca que la mayoría de los católicos no vaya a Misa es la existencia de otras religiones. Lo que más pesa en las valoraciones de la Iglesia entre los jóvenes y los no practicantes es la desconfianza ocasionada por los abusos sexuales, porque consideran cerrados a los practicantes y hay una desconfianza generalizada.
La estadística comprobó que existe una relación directa entre «ser practicante y tener padres practicantes» y «ser no practicantes y tener padres no practicantes». Es decir que el ateísmo suele ser «una enfermedad hereditaria» que ya se ha propagado mucho en el mundo entero. Fe en el Dios verdadero. Ni siquiera entre los católicos practicantes de México está claro quién es Jesucristo: el 54% dice que es Dios, pero sólo el 1% sabe que Él es «Hijo de Dios»; y éste último es exactamente el mismo porcentaje de los que lo consideran un mito (1%), una idea (1%), un sueño (1%).
Es necesario que todos pongamos cuanto esté de nuestra parte para fomentar la transmisión de la fe, y especialmente entre los jóvenes, pero hay que pensar en la imagen de Dios que les vamos a transmitir. El «Dios buena onda» que no pide nada a las personas ni tiene proyectos importantes para ellas no es el Dios verdadero; éste es el falso dios de los incoherentes. Tampoco la imagen de un «Dios-que-se-opone» a que realicemos nuestra personalidad y nuestra libertad, o la de un «Dios-policía», atento a las infracciones que cometemos son imágenes del Dios verdadero. No lo es la del «Dios-amuleto» de los que lo buscan para tener buena suerte. Todas esas imágenes falsas han sido la causa de que muchos rechacen a Dios. La historia nos enseña que la «imagen de Dios» que la persona tiene suele estar de acuerdo con el «espíritu de la época» en la que vive. En otros tiempos Dios era visto y respetado como el «dueño» de la realidad y prácticamente nadie objetaba nada al respecto. Pero nuestra época es marcadamente personalista: hoy debemos entender que Dios es el primero que nos respeta como personas para transmitirlo así. Que los niños y los jóvenes se encuentren con el Dios que nos reveló Jesús: un Dios que les acepta con su manera de pensar y de sentir, y sólo pide no perder de vista la eternidad. Un Dios que nos ha dado razón, pero también emociones; un Dios que ha sembrado en nuestro corazón anhelos muy nobles y deseo de trascendencia. En fin, que todos nos esforcemos por conocer y dar a conocer al Dios Padre Misericordioso que es el único que nos reveló Jesús.
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Lunes 26. | CATEQUESIS 2º (4.30t.) CATEQUESIS 5º (5.00t.) |
Martes 27. | CATEQUESIS 4º (4.30t.) |
Miércoles 28. | CATEQUESIS 1º (5.00t.) CATEQUESIS 3º (5.00t.) |
Jueves 29. | CATEQUESIS 6º Y 1º E.S.O. (6.00t.) CATEQUESIS 2º Y 3 E.S.O. (6.00t.) EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO (6.00t.) EUCARISTÍA (6.30t.) |
Viernes 30. | CATEQUESIS CONFIRMACIÓN (5.00t.) |
Domingo 1. TODOS LOS SANTOS | EUCARISTÍA (6.30t.) |
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